22.3.21

Dos años de sequía

El verano del año 2021 fue el segundo año seco en la zona de San Nicolás de los Arroyos. Las lluvias fueron muy inferiores a la de años anteriores y la humedad ambiente se mantuvo en un promedio cercano al 50%, con días aún más secos. La sequía fue tan notoria que impactó también en una baja histórica en el caudal del río Paraná, que descendió a niveles solo registrados cincuenta años atrás. Como consecuencia de la sequía aumentó la amplitud térmica entre el día y la noche. Las noches fueron en general muy frescas y los días muy calurosos. Tampoco se registró el clásico rocío matinal que, combinado con calor, genera un microclima propicio para la reproducción de los hongos que afectan la vid.



Estas condiciones beneficiaron al cultivo de la uva. Las vides requirieron menor aplicación de fungicidas para mantener la sanidad y las plantas crecieron con menos canopia lo cual implicó menos podas en verde y menos curaciones posteriores para evitar enfermedades.  También se requirió menos laboreo del suelo por el escaso crecimiento de las malezas. 




Estas condiciones impactaron en la mejora de la calidad del vino. La menor aplicación de fungicidas en base al cobre impactó menos en la alteración de los aromas. La amplitud térmica indujo al aumento del grosor de la piel de la uva y por lo tanto en la concentración de las moléculas que la dan color, aroma y sabor a los vinos. La escaces de lluvias permitió extender el tiempo de vendimia y por lo tanto cosechar con un mayor boumé. A la variedad cabernet sauvignon, que es una uva de ciclo largo y que en zonas húmedas como esta no soporta las habituales lluvias de fin de febrero y principio de marzo, este año pudimos cosecharla a mediados de marzo con un boumé de 14,5 lo cual es una rareza que pocas veces se logra. Con las otras variedades (syrah, merlot, refosco, torrontes, sauvignon blanc y moscatel) ocurrió lo mismo, aunque las variedades blancas, para obtener un equilibrio entre acidez y concentración de azúcar, las cosechamos antes. Las noches frescas colaboraron en el enfriamiento de los mostos. En los tintos, esto posibilitó entender hasta siete días la maceración antes del descube y así aumentar la concentración de las moléculas que le dan la características distintivas de cada variedad. 




En definitiva, se esperan obtener vinos tintos más oscuros, más alcohólicos y con una gama más amplia de aroma y sabor y blancos más aromáticos y menos planos por la presencia de una mayor acidez. En esta fecha los vinos recién fueron trasegados. A mitad de año (para los blancos) y a fin de año (para los tintos) sabremos si obtuvimos los resultados deseados.